|   A mi Ciudad Nativa 
             
            Noble rincón de mis abuelos: nada 
            como evocar, cruzando callejuelas, 
            los tiempos de la cruz y la espada, 
            del ahumado candil y las pajuelas... 
             
            Pues ya pasó, ciudad amurallada, 
            tu edad de folletín... Las carabelas 
            se fueron para siempre de tu rada... 
            ¡Ya no viene el aceite en botijuelas! 
             
            Fuiste heroica en los tiempos coloniales, 
            cuando tus hijos, águilas caudales, 
            no eran una caterva de vencejos. 
             
            Mas hoy, plena de rancio desaliño, 
            bien puedes inspirar ese cariño 
            que uno le tiene a sus zapatos viejos...  |